Un hombre pierde su trabajo. Luego de buscar varios meses, se entera de que en Microsoft necesitan barrenderos. El gerente de relaciones industriales le pregunta sus datos, lo observa barrer, lo felicita y le dice: “el puesto es suyo. Déme su mail, para informarle el día y la hora en que deberá presentarse”.
El hombre, desconsolado, contesta que no tiene e-mail, y el gerente le dice que lo lamenta mucho pero que sino tiene mail, virtualmente no existe, y que, como no existe, no le pueden dar el trabajo.
El hombre sale desesperado, no sabe que hacer y solo tiene $250 en el bolsillo. Entonces decide ir al mercado de abastecimiento de frutas y verduras y compra un cajón de tomates de 10kg. Se va de casa en casa vendiendo el kilo de tomates a $50. En menos de dos horas ha duplicado su dinero. Repite la operación otras tres veces, cena en un pequeño restaurante y vuelve a casa con $150.
Se da cuenta de que de esta forma puede sobrevivir, y cada día sale más temprano y vuelve más tarde. Así duplica, triplica y hasta cuadruplica el dinero en un solo día.
Con un poco de suerte logra comprar una camioneta, que un año después cambia por un camión, a los tres años, ya tiene una pequeña flota de transporte.
Luego de cinco años, el buen hombre es dueño de una de las principales distribuidoras de alimentos del país. Entonces recibe a un agente de seguros y, al terminar la conversación, este le pide al empresario que le dé su dirección electrónica para enviarle la póliza. El hombre contesta que no tiene e-mail, y el agente le dice:
-si usted no tiene e-mail y llegó a construir imperio, no quiero imaginarme lo que sería si lo tuviera.
Y el buen hombre le contesta:
-sería barrendero de Microsoft.
“La culpa es de la vaca”
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